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Tags: Philosophy, Modernity, Lang:es
Summary
Byung-Chul Han, una de las voces filosóficas más
innovadoras que ha surgido en Alemania recientemente, afirma en
este inesperado best seller, cuya primera tirada se agotó
en unas semanas, que la sociedad occidental está sufriendo
un silencioso cambio de paradigma: el exceso de positividad
está conduciendo a una sociedad del cansancio. Así
como la sociedad disciplinaria foucaultiana producía
criminales y locos, la sociedad que ha acuñado el eslogan
Yes We Can produce individuos agotados, fracasados y
depresivos. Según el autor, la resistencia solo es posible
en relación con la coacción externa. La
explotación a la que uno mismo se somete es mucho peor que
la externa, ya que se ayuda del sentimiento de libertad. Esta
forma de explotación resulta, asimismo, mucho más
eficiente y productiva debido a que el individuo decide
voluntariamente explotarse a sí mismo hasta la
extenuación. Hoy en día carecemos de un tirano o de
un rey al que oponernos diciendo No. En este sentido, obras
como Indignaos, de Stéphane Hessel, no son de gran ayuda,
ya que el propio sistema hace desaparecer aquello a lo que uno
podría enfrentarse. Resulta muy difícil rebelarse
cuando víctima y verdugo, explotador y explotado, son la
misma persona. Han señala que la filosofía
debería relajarse y convertirse en un juego productivo, lo
que daría lugar a resultados completamente nuevos, que los
occidentales deberíamos abandonar conceptos como
originalidad, genialidad y creación de la nada y buscar
una mayor flexibilidad en el pensamiento: «todos nosotros
deberíamos jugar más y trabajar menos, entonces
produciríamos más». ¿O es acaso una
coincidencia que los chinos, para quienes originalidad y
genialidad son conceptos desconocidos, sean los responsables de
casi toda invención —desde la pasta hasta los fuegos
artificiales— que ha dejado huella en Occidente? Sin
embargo, esto no deja de ser para el autor una utopía
inalcanzable para una sociedad en la que todos, incluso el
ejecutivo mejor pagado, trabajamos como esclavos aplazando
indefinidamente el ocio.