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Summary
De todos los pueblos del antiguo cercano oriente, los
fenicios están entre los más reconocidos, pero
quizás también entre los menos comprendidos. Los
fenicios nunca construyeron un imperio como los egipcios y los
asirios; de hecho, los fenicios nunca crearon un estado fenicio
único, en cambio existieron como ciudades-estados que eran
reinos independientes, dispersos por toda la región del
Mediterráneo. Sin embargo, a pesar del hecho de que nunca
hubo un “imperio fenicio’, los fenicios se
mostraron más prolíficos en su exploración y
colonización que ningún otro pueblo en la historia
universal hasta los españoles en la época del
descubrimiento. Los fenicios fueron bien conocidos a lo largo de muchas
civilizaciones en todo el mundo antiguo y su influencia se
puede apreciar en muchos lugares del occidente hoy en día
porque a ellos se les atribuye la invención del precursor
del alfabeto griego, del que se derivó directamente el
alfabeto latino. Sin embargo, los fenicios dejaron pocos textos
escritos, de manera que los historiadores modernos se han visto
forzados a reconstruir su pasado por medio de una variedad de
antiguas fuentes egipcias, asirias, babilonias, griegas y
romanas. No es ni siquiera claro cómo se llamaron a
sí mismos los fenicios, porque el nombre
“fenicio” se deriva de la palabra griega
“phoinix”, que se refiere posiblemente a los tintes
que ellos producían y comerciaban (Markoe 2000, 10). El
misterio de los antiguos fenicios se complica más por el
hecho de que los arqueólogos han sido capaces de excavar
solo pequeñas secciones de las tres más importantes
ciudades fenicias: Biblos, Sidón y Tiro. Durante siglos, la ciudad portuaria de Sidón
sirvió como la capital de Fenicia, como el centro
administrativo de su red comercial marítima, y el centro
sagrado de uno de los cultos religiosos más populares del
Levante. Localizada en el sur de Fenicia, aproximadamente 30
millas al sur de Beirut, la capital actual de El Líbano,
el asentamiento tiene una narrativa que se extiende hasta las
profundidades de la prehistoria. Los restos arqueológicos
más antiguos datan de la segunda mitad del cuarto milenio
A.C. Lo mismo que con otras ciudades fenicias, la historia de
Sidón fluctuó constantemente entre la libertad y la
sujeción. Su posición geográfica privilegiada
sobre la costa fue la causa de su desarrollo comercial y su
apertura a culturas foráneas, pero por eso mismo la
próspera ciudad fue codiciada por numerosos
conquistadores. La ciudad pasó por la influencia sucesiva
de Egipto, Tiro, la vecina ciudad-estado fenicia, y finalmente
floreció bajo el gobierno de Persia como sede de un
sátrapa para toda la región del Éufrates. El rey
persa hizo uso con frecuencia de la renombrada flota sidonia
durante sus campañas militares, y los reyes de Sidón
fueron ampliamente recompensados por sus servicios. Durante las
campañas de Alejandro Magno, Sidón abrió sus
puertas al joven macedonio, que decidió deponer la
duradera dinastía de los reyes sidonios. Se convirtió
luego en el campo de batalla entre los califatos árabes y
los cruzados europeos en la Edad Media en un conflicto que de
muchas maneras sigue hasta nuestros días dando forma a la
región. Como muchas otras ciudades del Levante, Sidón ha sido
habitada sin interrupción por siglos, y a pesar de las
transformaciones traídas por múltiples civilizaciones
que sucedieron a los fenicios, la ciudad mantuvo completamente
una identidad antigua y un carácter original hasta el
período moderno. De todas maneras, mucha de su antigua
historia sigue envuelta en el misterio, no solo por la falta de
una excavación arqueológica sistemática, sino
también porque mucho de su patrimonio se ha perdido como
consecuencia de los conflictos y del saqueo de los buscadores
de tesoros a lo largo de los siglos 19 y 20. En la actualidad,
una gran cantidad de los activos arqueológicos de
Sidón son propiedad de colecciones de museos
extranjeros. **